viernes, 16 de enero de 2009

El lago del mar de plata

Erase una vez en el lago Titicaca, vivía una familia de delfines submarinos, danzaban, nadaban y jugaban en su paraíso bajo el lago, jardín de agua dulce de muchos colores distintos.


Padre Odín, madre Amatur, hijos Kasahan y Inamaue, todos vivían en armonía, cuidando del ecosistema del gran lago: ondinas, sirenas, tritones convivían en libertad, trabajando con las gotas de agua cristal.


Las esferas de la libertad que regían las emociones, las enviaban a través de las corrientes de agua subterráneas a todas las partes del mundo, sino por los pozos y tuberías, con la lluvia y las tormentas, todo el rayo arco iris descendía a la tierra y uno a uno, todos los seres vivientes iban recibiendo los colores, integrando en ellos la gama completa.
La magia reinaba en la tierra. Los seres armónicos convivían, abrazaban, vibraban con sonido y canción, el paraíso era presente.


Los humanos empezaron a cultivar campos de maíz y utilizar el agua del lago. Poco a poco el nivel del agua iba disminuyendo, no daba tiempo a regenerar el caudal del lago. Los delfines tuvieron que abandonar Titicaca y descendieron a través del río dejando ondinas, tritones y sirenas, de guardianes en el lago.


Los pescadores cada vez pescaba más, el ecosistema se estaba rompiendo y llamaron a todos y cada uno de los animales y plantas del lugar. Reunidos en un consejo decidieron aletargar a todo ser viviente del lago. Los pescadores se encontraban peces medio muertos, plantas sin color, caracolas vacías. .. El lago estaba muriendo.


Decidieron proteger aquello que quedaba, y el lago se transformó. Los pescadores dejaron de pescar, los agricultores desalinizaban el agua del mar y la transportaban hasta el lago. Apareció una familia de castores que empezaron a construir una presa. Los delfines volvieron al lago, el jardín de nuevo floreció y todo volvía brillar. El canto de los delfines llamó a las sílfides y regresó el equilibrio. Ya todo era perfecto.

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